domingo, 24 de febrero de 2008

Pablo Palacios: Vanguardia y Elementos importantes

Por : Daniel Gaona E.

Si bien la literatura ecuatoriana no ha gozado nunca de la expansión, difusión y acogida de la que han gozado otras (inclusive a veces menos meritorias), siempre han existido –y espero continúe ocurriendo- torvas ocultas de genios escondidos de los cuales Palacios es un claro referente de esos talentos perdidos y que nunca llegaron a ser difundidos como merecían. La obra de pablo palacios se presenta como un cambio frente a la tendencia ecuatoriana de la época (años 30) que se cimentaba firmemente en el realismo social. Palacios se adelantó a su época preocupándose por la psicología del hombre e historias un tanto grotescas. Quizá sea esa la razón por la cual su obra fue poco comprendida y hasta tratada con cierta hostilidad. Sin embargo, no hay quien puede tapar el sol con un dedo ni borrar el talento de Palacio: "Solo los locos experimentan hasta las glándulas de lo absurdo y están en el plano más alto de las categorías intelectuales".

Resultaría inútil hablar de la obra de Palacios sin referirnos de una u otra forma, a ciertos elementos presentes que le dan un sabor distinto a todo su trabajo. Si comenzamos hablando de la forma de escribir no podemos decir, ni siquiera insinuar, que Palacios no es un escritor culto y genial. Durante el transcurso de su obra inserta siempre (unas veces evidentes y otras ocultas) referencias a libros, personajes de libros, obras de arte, etc., lo que nos exige como lectores un nivel cultural elevado como requisito para aprehender el talento e intenciones de Palacios de un modo completo. Por otro lado, Palacios utiliza una variedad de recursos literarios (algunos fuera de lo común) que hacen de su literatura más interesante. Como primer elemento encontramos que en partes de su obra palacios utiliza una suerte de caligramas que le dan una estructura visual diferente y llamativa. Un elemento de especial genialidad es la descripción que realiza de los personajes en función de las tendencias o manuales cubista, es decir, describe a los personajes en función de figuras geométricas: “Del trapecio de la frente le cuelgan la pirámide de la nariz y el gesto triangular de la boca, comprendido en el cuadrilátero de la barbilla”. En “La doble y única mujer” juega de una manera extraordinaria con los pronombres personales: “Tengo dos cabezas, cuatro brazos, cuatro senos, cuatro piernas y me han dicho que mis columnas vertebrales, dos hasta la altura de de los omoplatos…”. Del mismo modo, algo que no se puede olvidar es la tendencia –presente en la mayoría de sus cuentos- a relacionar sus cuentos con la mitología griega, lo hace así con Cronos, con el mito de Apolo y Dafne, dándole siempre un sentido diferente, incluso invirtiendo papeles o cambiando argumentos en lo que respecta a los personajes. Otros elementos que hace especial y tan orgullosamente ecuatoriana a su obra son: las referencias espaciales y el sarcasmo. Si bien dijimos que la obra de Palacios era una innovación tanto en la temática como en el tratamiento de la misma –una forma de vanguardia- debemos notar que las partes de especial fuerza son aquellas en las que el sarcasmo es notorio; “¡Ya lo veo con su miserable cara de Lázaro, de sifilítico o de canceroso!, ¡Con le unguis asomada por entre la mucosa amoratada! ¡Con los pliegues de la boca hondos, cerrados como un ángulo”!. Realmente la gracia de la comedia oscura se encuentra en la “impermutabilidad del rostro al ser cruel” y es que las imágenes de palacios son crueles que crean un sarcasmo especial que fascina y endulza.

Creo que lo dicho no es suficiente para convencer o para explicar apenas nada la obra de palacios. Siendo así, esperemos que vengan más genios que cual Palacios crean obras que para ser explicadas en ensayos estos superen la obra. Hay quien dijo que las obras buenas son aquellas que su más simple razonamiento supere en tamaño la obra en sí: cuyas notas de pie de página superen en tamaño y nunca en gracia a la obra.

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