La visión del tiempo y de su influencia en la vida de las personas es cada vez más subjetiva y relativa. La relatividad del tiempo se presenta como una tentativa que hace de esta una de los elementos de la cosmovisión actual más difícil de analizar. En su obra “La Guerra del Tiempo”, Carpentier analiza varias facetas del tiempo entre las cuales podemos encontrar: la repetición aparente del mismo (Cosmovisión Cíclica del Tiempo); el olvido; la regresión; la imposibilidad de medición del tiempo, entre otras. En El camino de Santiago, los personajes, las escenas y las descripciones juegan de tal manera que el tiempo da un salto sobre sí mismo creando la ilusión de un tiempo que regresa y que de alguna manera se mantiene en un espiral obsesivo y constante. Necesariamente se necesita un manejo apropiado del espacio y de las descripciones para lograr este salto temporal.
En Derecho de Asilo el personaje principal pierde la noción del tiempo. Quizá la idea principal de este relato era explicar como el tiempo que si bien en su concepto estrictamente científico es mesurable; en el aspecto general y cotidiano es muy ambiguo y disperso. ¿De esta manera, cómo podemos explicar que las horas se nos pases fugaces como un suspiro o lentas como un encierro, si son las mismas y contienen la misma esencia? Realmente el tiempo es relativo, y su mesura más aun, solo basta con recordar las memorias de Víctor Frank durante su campo de concentración, en la que expresaba que los días se le hacían irremediablemente largos, pero que las semanas se le pasaban cortas. Realmente el hombre es lanzado a la vida sin un método eficiente que le permita administrar su tiempo, medirlo, o siquiera recordarlo.
La visión subjetiva del tiempo ha inspirado literatura y arte, pero las expresiones cotidianas son las que dan sentido a as expresiones artísticas en el momento en el que nos damos cuenta que el tiempo se nos presenta como un misterio: incalculable, invalorable, impensable y totalmente desconocido.
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