jueves, 13 de marzo de 2008

Pablo Palacios y la Tendencia Vanguardista

Por: Daniel Gaona E.

El vanguardismo es una tendencia que surge como contraposición a lo tradicional y que se manifiesta por una extrema esencia de buscar nuevas formas estéticas de expresar el arte, negando, a su vez, a la tendencia anterior. La vanguardia se caracteriza y recuerda especialmente por los manifiestos “vanguardistas” que atacan todo lo producido anteriormente, que desechan el pasado, al mismo tiempo que se reivindica en lo original, lo lúdico, desafiando los modelos y valores existentes hasta el momento.

Dentro de este contexto, Pablo Palacios manifiesta ciertos elementos vanguardistas que le permiten ser considerado, sin lugar a dudas, uno de los mayores exponentes de la literatura ecuatoriana. Parte de ese bien ganado título se debe al aporte extraordinario que realizó a nuestra literatura, ya que su obra manifiesta un cambio radical de estructuras literarias (Fondo y Forma) debido en gran parte de a la utilización de las vanguardias. Si leemos atentamente su obra, encontraremos tendencias vanguardistas, referencias cultas, rasgos y cuentos (fragmentos acaso) que en definitiva conservan talantes característicos de la vanguardia.

Reconociendo el concepto de traición y modernismo, y, también, reconociendo que el modernismo en algún momento se convirtió en tradición –en algún momento, la tendencia de oponerse a la estética anterior se convierte en tradición- podemos decir que Palacios recoge en las páginas de su obra segmentos de la literatura anterior (clásica especialmente) y le de un nuevo sentido. Este reordenamiento literario, y manipulación innovadora del pasado artístico se puede considerar de alguna manera como un recurso vanguardista. Palacios hace referencias a la mitología griega, no de manera alguna para releerla o adaptarla, sino más bien, para darle un giro completo y hasta en cierto modo irónico. De gran acogida goza “Brujerías” en el que se maneja el mito de Apolo y Dafne, de una manera totalmente diferente: “El desdichado no pudo dar un paso más: vio que se le despedazaban los vestidos y una multitud de hojas frescas le salían del cuerpo” Por otro lado, Hay que recordar que en un tiempo en el que los escritores se preocupaban con gran interés en el realismo social, Palacios se adelanta e indaga en la psicología del hombre, hablar de seres y casos mórbidos, de antropófagos sádicos o de siamesas celosas, de huerfanitos con miedo, de mujeres que miran las estrellas, etc. Una característica de la vanguardia es la tendencia a abandonar los temas establecidos y proponer otros, definitivamente en este sentido Palacios fue un vanguardista, ya que los personajes que crea Palacios en su obra (prostitutas, homosexuales, siamesas, etc.) serían personajes de vanguardia en la literatura ecuatoriana y que luego pasarían a ser comunes y fundamentales.

En lo que respecta a la poesía, se rompe con toda métrica tradicional dándole soltura y libertad a la poesía especialmente en lo que respecta a la forma. Palacios, si bien se dedica más a la narración, utiliza ciertas formas de escritura semejantes a los caligramas de a Apollinaire, que serían o estarían dentro de esta nueva forma de escritura menos rigurosa y más creativa. Un ejemplo evidente lo encontramos en Brujerías, donde se escribe de manera triangular un hechizo. O también, en las formas de escritura en la que introduce monosílabos (formas del lenguaje hablado) que representan sonidos, así, en “un hombre muerto a puntapiés” con el Chaj característico, o en “Vida de Ahorcado”, especialmente en “Un hombre con pulgas”.

Asimismo, dentro de lo que es la literatura vanguardista, surge la tendencia de dedicar tiempo a la psicología del personaje. En “Vida de Ahorcado” y en “Primero mujer, luego pollo frito” Palacios destina la obra a ser tratada a través de la psicología del protagonista. En vida de ahorcado, por otro lado, la descripción del “protagonista” nace a partir de un yo (pronombre) que poco a poco pasa a un nombre (Andrés) pero que refleja en tal sutil forma de describir personajes (lanzando información suelta al aire, sin orden ni objetivo fijo). Esta manera de escribir y de describir es de alguna forma la tendencia a la escritura fragmentada, característica vanguardista de gran utilización.

Del mismo modo, una de las características mas importantes del vanguardismo es el juego del tiempo, en el que, por obvias rozones, importa mucho mas el tiempo anímico que el cronológico, de este modo, se suelta hacia el lector detalles de la historia no estrictamente temporales, sino mas bien explicativos del estado anímico, se puede contar a través de los estados del alma una historia sin tener que recurrir a un orden imponente. Si nos fijamos en la “novela subjetiva” de Palacios (“Vida de Ahorcado”), el orden de los capítulos, no manifiesta ninguna coherencia ni concordancia numérica especifica (de hecho, existen varios capítulos con el mismo nombre). Aun más, la manera de contar da saltos y curvas extrañas que en algún momento confunden al lector.

Basta con le lectura atenta de esta referencia para descubrir que la obra de Palacios es vanguardista. El vanguardismo: “Se caracteriza por: pretender crear un hombre nuevo, recurrir a la crueldad y el humor negro con el fin de destruir todo matiz sentimentaloide y a pesar de ser constructivo, los aspectos de la conducta moral humana y las manifestaciones no son de su interés”. Este humor negro se refiere al sarcasmo de Palacios que revela cierta oscuridad y talento narrativo; recordemos en “El antropófago”: “ya lo veo con su miserable cara de Lázaro, de sifilítico o de canceroso"¡Con el unguis asomando por entre la mucosa amoratada! ¡Con los pliegues de la boca hondos, cerrados como un ángulo!

El surrealismo es una tendencia vanguardista que manifiesta la expresión sujetiva del yo (representada de una mejor manera en los sueños) siendo así, las imágenes que surgen de ella no se apegan a la realidad ni buscan hacerlo. Según los manifiestos surrealistas (el primero de André Breton) ya que la técnica surrealista no buscaba una temática consagrada, se refirió a la trascripción de las fuentes de represión psicológica (sueños y sexualidad) utilizando la trascripción de sueños. Si referimos estas características a la obra de Palacios encontraremos cuentos y fragmentos que sostienen esta tendencia. En “Vida de Ahorcado”, podemos encontrar páginas completas que describen un encuentro de burgueses y proletariado en medio de una amenaza de revolución social; sin embargo, esta imagen se sostiene entre hechos fantásticos: personas que cambian de estatura, de corporeidad, cuartos ilimitables, etc. Basta con recordar una línea de tan fabuloso relato: “Más bien venid y admirar la capacidad de este cubo de grandes muros, lisos y desnudos, en donde todo lo que entra se agranda o se achica, se incha o se estrecha, para adaptarse o colocarse en su justo sitio como obra de goma”. Recordemos por otro lado “Brujerías” o “El Antropófago” donde la trama se ensalza con sucesos surrealistas, hombres transformados en perros, en árboles, pócimas mágicas, etc. Otro fragmento en el que podemos ver este tinte surrealista es en “Primero mujer, luego pollo frito” en el cual el protagonista cuenta la historia de un sueño, solo hasta el final se da a conocer este detalle.


Noé Jitrik califica a la forma de escribir de Palacios: “como compulsiva, sin plan, vanguardista, no estructuralista, como si la potencia de la escritura descuajara en lugar de articular”. Definitivamente, tras analizar las características de la vanguardia y las de la obra de Pablo Palacios, podemos decir que Palacios utilizó técnicas vanguardistas, que se adelantó a su tiempo y que asentó bases fundamentales de la literatura ecuatoriana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es Pablo Palacio, no Palacios.
Qué error más grande.